YOGA: tiempo para ti




En nuestra era, el tiempo es el mayor de los recursos. El ritmo acelerado de la vida moderna nos hace pensar que no disponemos de tiempo para las cosas que necesitamos. El tiempo siempre ha sido un bien precioso; y sin embargo, dejamos que la vida se nos escurra en pos de expectativas y resultados.
En las primeras clases, el alumno se suele preguntar cuánto tardará en llegar a la meta, cuánto tiempo tendrá que dedicarle a la práctica, etc. La respuesta es sencilla:

¿Cúanto de tu tiempo quieres dedicartelo a ti mismo? ¿A conocerte? ¿A dominarte?

En principio, el resto de tu vida.

Esto es algo positivo. El yoga se convierte, poco a poco, en un proceso vital de aprendizaje que no tiene final, que alimenta nuestro ser y enriquece nuestros días.

Hay mucho que aprender sobre las técnicas; pero la esencia del yoga es mucho más profunda: y siempre está disponible cuando me doy tiempo para sintonizar conmigo mismo en el fluir de la vida.

Nuestros cuerpos cambian constantemente y se adaptan a nuestros estados internos y externos, no sólo de un día a otro, sino en las diferentes fases de nuestras vidas. Por eso una práctica llena de significado no tiene final y es un viaje de aprendizaje y autodescubrimiento constante.
Cuando avanzamos en la práctica redefinimos nuestra capacidad de atender y escuchar nuestros cuerpos a niveles más profundos y sutiles. Cultivar esta percepción interna es más importante que adoptar únicamente posturas exóticas.

Sacar tiempo para esta práctica significa honrarnos y amarnos lo suficiente como para dedicar tiempo cada día a nuestro propio bienestar. Servirnos a nosotros mismos es la manera adecuada de servir a los demás.

El Yoga no te quita tiempo, te lo da.